Más vale un amigo que una pastilla



Este es un consejo que dió una persona que admiro, Eduardo, el archiconocido Eduard Punset. Es una persona que no te cansas de escuchar, sabe transmitir con emotividad, y lo que es más importante para mi, ama su trabajo y se desvive por aquello que cree. "Lo bueno de tener tantos años es que has hecho muchas cosas en la vida y has conocido mucha gente", dice él. Sus experiencias, nos están ayudando mucho y sobre todo a los psicólogos. Por esto, y otros motivos, el colegio oficial de psicólogos de Valencia, este viernes pasado le premió.

He cogido prestada esta frase porque es algo que yo siempre he defendido. Estamos en una sociedad que tenemos amigos para salir, buenos compañeros de trabajo, amigos para pasarlo bien. Pero hoy en día nadie quiere problemas, los quiere bien lejos. Parece que el dolor nos da "yuyu". Si nos duele algo, tranquilos, ya está la pastillita que nos lo soluciona y podemos seguir el día tan normal. Los anuncios de tv nos lo recuerdan día a día. El que más y el que menos, cuando nos duele la cabeza, el estómago..., recurrimos al medicamento para seguir. Esto es algo que todos hemos hecho. Sin preocuparnos de que hacemos un uso excesivo de los fármacos.
¿Y cuando nos duele el alma? Una píldora, no es lo más conveniente. Tiene mayor efecto una persona amiga de verdad, que te escucha, que te quiere y te da un cálido abrazo. No hace falta dar consejos, muy a la contra de lo que se piensa. No hay nada más reconfortante que una llamada de teléfono, un mail, sms, preguntándote cómo te sientes. Una emotiva conversación acompañado de un café. Parece que estamos perdiendo el sentido de la humanidad, del trato humano. Este es un valor que no debería perderse nunca. Porque da la sensación que en vez de ayudar a los demás, nos alegramos del mal ajeno. Nos hace sentirnos mejor las desgracias de los demás. No hay más que ver los programas de audiencia en el que hablar mal de los demás, produce morbo. Parece que si los demás están mal, nos hace olvidar lo mal que estamos nosotros. Así que vuelvo a decir, más vale un amigo, que una pastilla. Tiene un mejor efecto, y a largo plazo son más visibles los resultados. Ya que el fármaco, es algo puntual y un buen amigo, es para toda la vida.

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