Mi padrastro me toca...

Dice que me quiere, que soy la niña de sus ojos. Siempre me está regalando cosas, me trata genial. Me da todos los caprichos que yo quiero. Soy como su segunda novia, aunque muchas veces pienso que me quiere más que a mi madre. Nos divertimos mucho. Estas vacaciones nos vamos a ir a Eurodisney, estoy muy feliz. Aunque a veces no me siento tan bien: cuando me estoy duchando, le gusta mirarme cómo me enjabono, le gusta darme crema al salir de la ducha, dice que es bueno para relajarse aunque yo no lo consigo, no entiendo por qué me pongo tensa en vez de relajada. Me están saliendo las tetillas y me las toca diciendo que son sus tetas preferidas. Es curioso, porque siempre que lo hace, se agarra del cazoncillo porque dice que le apretan... Le quiero mucho, pero hace cosas que no me siento cómoda...
Esta podría ser una declaración de una niña que está sufriendo abusos por parte de un adulto. El abuso a menores cada vez es mayor o por lo menos parece que hay más porque lo publican más en los periódicos, radios, tv. Es una realidad que no podemos mirar a otro lado. Es un tema muy complicado por su propia naturaleza: los abusadores suelen ser en un alto porcentaje hombres, cercanos al núcleo familiar (padrastro, tío, primo, vecino, amigo de la familia, etc.) engatusan tanto a la víctima como a los progenitores. Algo que nos parece que es una atención impecable, puede deberse a que hay un lado oscuro que no vemos o no queremos ver. La niña, en este caso, no sospecha que está siendo víctima de abusos, cree que esa persona le quiere mucho y es su forma de demostrarlo. El abusador, ya se va encargando de que la niña corte su relaciones amistosas, de controlar a todos los miembros de la familia, para que no se den cuenta. Hace chantajes emocionales a la menor, le da regalos y le dice que ese es su juego, que es un secreto entre los dos.
Para prevenir el abuso, lo importante es informar a los niños de que esto existe, en la familia, en el colegio, en las amistades, porque también puede ser su agresor otro niño. Observar a nuestros hijos en su comportamiento. Cuando éste cambia, siempre es indicativo de que algo está ocurriendo. Y sobre todo, ante la duda hablen con ellos de una manera clara a su edad, en un clima íntimo y de confianza. No duden de lo que le cuentan Cuando un niño o niña narra un episodio claro de relación sexual es muy difícil que se lo inventen. Recuerden que son niños.