Nada como el trabajo bien hecho
Pocos somos los profesionales que agradecemos a nuestros clientes/pacientes por la oportunidad que nos han blindado en dejarnos entrar en su vida para mejorarla.
Durante estos 12 años de experiencia profesional, por suerte para mi, han pasado unos cuantos de cientos de personas y familias en mi vida profesional.
Lo más gratificante surge cuando ves cómo prospera su vida, o lo que a mi más me gusta, cambian de forma de ver la vida, se sienten personas más seguras, más fuertes, más capaces de enfrentarse a la vida. Y muchas, logran los objetivos que nos marcamos en la terapia, por no decir casi todas. Si no se logran, te dicen que han aprendido mucho. Orgullo que te proporciona, porque ves que para algo ha servido.
No puedo describiros la satisfacción que produce. Es como un chute de adrenalina, autoestima profesional e inevitablemente personal. Lo que te produce ganas de seguir trabajando.
Os podría contar muchas anécdotas: desde una adolescente que te manda una carta agradeciéndote el que le hayas ayudado a no poner fin a su vida. Una mujer de edad, tras años de maltrato, ha encontrado la paz y sabe que vale mucho. Un estudiante que pensaba que nunca terminaría la carrera y ve que sí, que lo puede conseguir. Un empresario que lo tenía todo. Lo pierde de la noche a la mañana y descubre después de años, que tiene una familia al lado que no conocía, donde el amor es incondicional. Y un largo etc.
Por vosotr@s va este artículo. Muchas gracias a tod@s por dejarme ayudaros. Espero poder seguir haciéndolo muchos años más.